El Ying

 
Los ojos de Alicia se fijaron en él y, dentro de ella, 
un haz de sensaciones sin orden, recorrió cada poro de su piel.
No pudo controlar la sonrisa y dejó que su mente 
se llenara de imágenes; de recuerdos; de sentimientos...
La nada o, más bien el todo.
Un destello de luz compacta hecho color.
Lienzo virgen, pulcro, inmaculado.
La evocación más extrema de la pureza, del sin pecado.
El ying del yang.
Palomas blancas para el triunfal Aleluya.
Burbujas de cava, crestas espumosas de ola con sabor a sal.
Blanco novia, nata de tarta nupcial.
Sabor a miga de pan de pueblo, a leche recién ordeñada.
Nubes blancas de algodón.
Nieve impoluta cayendo del cielo para transformar
el paisaje gris de la ciudad en un bucólico cuento de Navidad.
Blanco sabiduría en los mechones canosos que cubren la testa de nuestros mayores.
Sueño de luna llena.
Lágrimas de San Lorenzo, lluvia de estrellas.
Color sin fronteras.
Fiel compañero compatible con el resto de los miembros del Arco Iris.
Color de la paz, de la libertad.
El blanco: sin duda, su preferido.

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