Esfera mágica

 La toallita empapada en crema desmaquillante
se deslizó por el rostro de Alicia.
Una pasada más y su piel morena hizo contraste 
con el blanco  que cubría su cara.
Otra toallita y un poco más de crema.
 La transformación era inminente.
Era un ritual que nunca le agradada,
significaba el final de una de sus actividades favoritas: LA RISA.
En unos minutos volvería  a ser la mulata de siempre.

Fijó su vista en la repisa del improvisado camerino y la vio.
Allí estaba la verdadera razón;
el impulso irrefrenable que su alma de niña no pudo contener.
Rojo mate. Redondez casi perfecta. 
Esfera mágica con vida propia.
La primera vez que la sostuvo entre sus manos
una sensación indescriptible recorrió su cuerpo. 
Recordaba como con sumo cuidado la ubicó justo en el centro de su cara.
¡Increible! se acopló como si estuviera hecha a su medida.
Desde entonces soñaba con el momento de volver a sentirla.

Siembra sonrisas y recogerás alegrías
La mente de Alicia evocó su máxima a seguir,
y realmente la cosecha de esa noche había sido excelente.

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