Su fiel compañera

Una noche fría de invierno caminaba sola por la 
larga y angosta avenida de una ciudad que ni recuerda. 
La niebla empezaba a condensarse, hasta tal punto,
que la luz emitida por las farolas sólo iluminaba
unos pasos alrededor de ellas.
Sabía que estaba sola,pero notaba una presencia.
Alguien la seguía muy de cerca,la sentía
pegada a su cuerpo,pero cuando volvía la
vista hacía atrás,sólo existía soledad.
Continuo avanzando hacia su destino.
Caminaba y caminaba,siempre con aquella extraña sensación.
El frío se iba introduciendo en su cuerpo y tuvo
que abrocharse hasta el último botón de su abrigo

para impedir que ese helador aire consiguiera calarle hasta los huesos.
Encendió un cigarrillo,y se frotó el cuerpo para entrar en calor.
En ese momento oyó unos pasos que venían en dirección contraría,
pero su vista no era capaz de divisar a la persona que se acercaba.
Segundos después, sólo había silencio.
De nuevo la nada inundaba el escenario.
Dejó volar su imaginación y visualizó a ese
desconocido llegando a su hogar donde le
estaban esperando con los brazos abiertos.
Él o ella, sentirían el calor del cariño que reconforta y da energía.
Sin controlarlo,de sus ojos brotaron lágrimas
saladas que recorrieron su rostro.
Tras limpiarse la cara con las mangas de su abrigo,
tiró la colilla que sostenían sus dedos y continuo avanzando.
Fue entonces cuando notó con más fuerza
la presencia de su fiel compañera.
Girándose la vio. Allí estaba, siempre a su lado,
haciendo los mismos gestos, caminando a su paso.
En ese instante comprendió que sólo se tenía a ella.
La inseparable presencia no era más que su reflejo en la pared,
la sombra que proyectaba su cuerpo debido a la luz de las farolas.
Así,después de pasar unos momentos contemplándola,
una sonrisa se dibujó en sus labios.
Alargó su mano y comenzó a bailar con ella.
Coordinación perfecta: el mismo ritmo, igual compás.

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